jueves, 27 de febrero de 2014

A ella



Mi madre aquel día, estaba sentada en su sillón como de costumbre, le leí el poema y lloró, lloró mucho…¡fuimos una!.





                                                                                            


¿Cómo aliviar su amargura? ...
¿Cómo aliviar su dolor? ...

Amargura de una vida
vivida intensamente;
dolor por la ausencia de aquellos
¡qué tanto amó!.

Amargura y dolor
que siento yo.

Su dignidad es mi ejemplo,
su valentía mi reto,
su lucha mi fuerza.

Dignidad, valentía, lucha
que anhelo yo.

Necesidad de su presencia,
necesidad de sus consejos,
necesidad de su sabiduría.

Presencia, consejos, sabiduría                                                                          
que necesito yo.

¿Cómo aliviar su amargura? ...
¿Cómo aliviar su dolor? ...

Baila, baila, baila ...



¡La danza…mi otra pasión!. De natural, ya de niña, mi cuerpo era muy ágil, tenía vida propia, no paraba, saltaba de un sillón a otro, poniendo a mis padres a cien… Era muy tímida y descubrí que, a través de mi cuerpo, de mi cara,  podía expresarme. A si que, lo del baile siempre me llamó la atención y en cuanto pude, le dije a mi madre que me apuntaran a clases de danza. Realmente la danza siempre me ha acompañado, en todas las épocas de mi vida.









No despiertes
baila, baila, baila ...
eres dueña de tu magia,
estrella en el universo de tus emociones,
diosa en el santuario de tus sentidos.


No despiertes
baila, baila, baila ...
traza círculos con los frágiles hilos del momento,
gira alrededor del espiral de tus sueños.


No despiertes
baila, baila, baila ...
embriágate con la música
que emana de tu aliento,
empápate con el perfume de tu cuerpo.


No despiertes
baila, baila, baila ...
elévate etérea, misteriosa,
triunfante en tu pedestal efímero.


No despiertes
baila, baila, baila ...


Mis viejas zapatillas                                                                  


Aquellas zapatillas eran de esparto
con puntera desgastada
 y cinta colorada,
a tono con las mejillas de una niña ensimismada.

De puntillas se asomaba
al amanecer de sus sueños,
y las nubes la vestían de tul violeta.

Sus piernas se deslizaban
al son de una orquesta mágica,
entre danzas y baladas
el escenario brillaba con el lucero del alba.

Aquellas zapatillas tejidas de fantasías
y de tardes soleadas,
se acercan a mi recuerdo
y bailamos las mismas danzas.


 Danzarina

La poseía ...
es viento que mece tu cuerpo danzarina,
¡atrápame en las arenas movedizas de tu vientre!
¡guíame por el desierto inalcanzable de tus dunas!
¡hazme cómplice de tu danza primigenia!
¡abrásame en el calor de la belleza!
¡desvélame el oráculo de tus caderas!.


Los versos ...
soles de oriente que adornan tu rostro danzarina,
se enredan en tus cabellos,
resbalan por tu frente yerma
hasta alcanzar exhaustos el oasis de tus pupilas.


Las estrofas ...
en tus manos ramilletes de palmeras,
caricias de lunas llenas.


Las metáforas ...
en tus pies brotes germinados de flautas y timbales,
al ritmo de la MADRE TIERRA.

martes, 25 de febrero de 2014

Había una vez



Pretérito imperfecto a un mundo agónico.


….





Hubo alguien que contaba
que a su vez le habían contado,
que hace tiempo en un pasado
¡ya lejano! ...

Los niños se reunían
en plazas ajardinadas
corrían y se caían,
jugaban y se manchaban,
el aire los refrescaba,
el sol los calentaba.

Las gentes se refugiaban
en casas donde habitaban
de puertas acristaladas
 y ventanas adornadas,
comían y descansaban,
charlaban y discutían,
sufrían y festejaban.

Los mares resplandecían,
sus olas se abatían
y su vientre acogía
a cuantos seres vivos vivían.


Los campos con sus frutos renacían,                                                                           
cada mañana el rocío los envolvía
y el sol los fortalecía.

Hubo alguien que contaba
que a su vez le habían contado,
que hace tiempo en un pasado
¡ya lejano! ...

Dea Gaia, la madre tierra
fue hermosa y exuberante,
manantial de energía
para todos los seres vivos
que en sus aguas bebían.
 
Dea Gaia creada para ser amada y respetada
cayó en la desgracia,
bocas insaciables,
ávidas de poseerla,
exprimieron hasta la última gota
de su savia primigenia.

Dea Gaia sobrevive entre tinieblas,
descolorida gira entre el polvo y la pobreza.