viernes, 31 de enero de 2014

Desarraigo




“Que sensación más agradable despojarse de todo, dejar ir, el vacío es volver a nacer”



                                                                                        


Sobre las cumbres del desarraigo me tambaleo,
un día llegué a ellas al azar,
sin saber cómo ni porqué
me sorprendí abocada a un abismo.

Era noche cerrada,
el viento ingrato se cebo conmigo
y en un instante ...
fue deshaciendo uno a uno los nudos de mi vestido,
tejido con suaves hilos.

Nudos que atraparon sueños,
nudos que unieron deseos,
nudos que entrelazaron cuerpos,
nudos que sujetaron anhelos,
nudos fuertes, atados y bien atados
y en un instante ...
cayeron sobre mis pies descalzos.

¡Qué humillante rendición la desnudez!,
¡qué triste la renuncia ante la nada!,
sólo el frío y el vacío me acompañaban,
la lluvia limpió mis lágrimas.

Me acostumbré al desencanto,                                                                          
a mi soledad callada,
a las horas amargas,
a rebuscar dentro del alma,
¡al fin!,  escuché una voz nueva
que me nombraba.

Fui construyendo una casa
sin puertas ni ventanas
           ventilada
sin llaves que la cerraran
             abierta
sin cimientos que pesaran
            ligera
siempre lista para se habitada
siempre recién estrenada.

Sobre las cumbres del desarraigo me tambaleo,
alpinista inexperta,
con un reto en la mirada
y una mochila cargada de NOSTALGIAS.

Espejo




“Aquí empezó todo. Para bien o para mal ya nunca fui la misma”








Al amanecer ...
 miré al espejo
y desee envejecerme;
¡no tenía consuelo!
cuando me reflejó un rostro joven
y sentí mi corazón enfermo.

Al amanecer ...
 miré al espejo
y desee envejecerme;
¡no tenía consuelo!
cuando me reflejó una silueta esbelta
y sentí la flojedad en mis piernas.

Al amanecer ...
 miré al espejo
y desee ahogarme en mi tormento;
¡no tenía consuelo!
cuando sentí que alguien agonizaba por dentro.

jueves, 30 de enero de 2014

Entre el azul y el amarillo



 


“Soy de la opinión de que estamos en manos del destino. En su trayectoria va dejando pistas que  luego, si eres capaz de descifrarlas, lo entiendes todo y todo tiene un sentido. ¿Por qué estoy hoy aquí, viviendo en esta isla del mediterráneo Mallorca?, pues si,  ya estaba escrito (desde niña) sin yo saberlo.
Rondaban los años sesenta y seis, yo muy pequeña jugaba en el  “cuartito de retirar” en aquellas interminables siestas del verano. En la radio sonaba la canción de aquel verano “sería maravilloso viajar hasta Mallorca, sin necesidad de coger el barco o el avión sólo caminando en bicicleta o autostop”, me la sabía de memorieta (aún la recuerdo después de tantos años).
Llegaron los setenta y concretamente los setenta y dos, mi padre decide cambiar de lugar de residencia,  pide un traslado en su trabajo, concretamente a dos sitios, a Las Palmas y a Palma (iba de islas) y le dan Palma de Mallorca.
Nos instalamos en Palma, en verano por las tardes nos gustaba, a toda la familia, ir a la playa, concretamente Al Arenal y hacer una merienda-cena, cogíamos el bus y siempre parábamos en el mismo sitio enfrente del hotel Acapulco e instalábamos nuestro cuartel general siempre en la misma zona de la playa.
Mi padre era funcionario del Ministerio de Agricultura y controlaba todo el tema del trigo en las islas. Una tarde paseando con él por el parque del mar (llamado así ahora) nos enseñó,  a  mi hermana y a mí,  dónde trabajaba. Justo enfrente de la catedral había una garita con una báscula y nos contó que era el lugar donde pesaba y controlaba todo el trigo que se producía en la isla.
En la adolescencia, cómo dice la canción “y en su fiesta me colé”, fui a una fiesta de amigos de mis amigos, en una casa antigua con una terraza, en el último piso, que daba la vuelta al edificio, me impactó, ¡que vistas tan maravillosas a la bahía!, no recuerdo nada de la fiesta pero sí de la terraza y sus vistas al mar.    
Por circunstancias de la vida, cuando tenía diecisiete años, volví a mi lugar de nacimiento y tras muchos tumbos y cambios de residencia, la vida me devolvió de nuevo a Mallorca.
La moraleja de esta historia es. Vivo en  Mallorca, trabajo enfrente de la catedral,  justo al lado donde estaba la báscula de mi padre, cuando salgo del trabajo veo aquel edificio antiguo y aquella maravillosa terraza (ahora cerrada con cristales),  disfruto de un apartamento de verano en el Arenal, que está situado cerca del hotel Acapulco y siempre me instalo en la misma zona de playa.
Si o si no soy dueña de mi destino, él me ha guiado hasta dónde estoy, ya estaba todo escrito.
O tal vez, sea Mallorca que tiene unos poderes mágicos que te atrapa y no te suelta”. 




                                                            


Avanza el tren
y con él
la distancia que me aleja del mar
de donde vengo.

Allí vivo ...
hija adoptiva de las mareas,
la fuerza de sus corrientes se hace brisa
cuando la soledad me asfixia.

Sus olas vacían el hueco de mis silencios
para llenarlo de melodías
orquestadas por el mar y el viento,
manantial inspirador de sueños.

Avanza el tren
y con él
la distancia que me acerca a los campos de trigo
hacia donde regreso.

Aquí vivencio, sólo siento ...
soy fruta de LA TIERRA que contemplo,
su semilla germinó, creció y maduró
dentro de mi cuerpo.

En su mirada mis ojos se abrieron                                                                               
al amanecer del tiempo en movimiento,
más allá de los brazos maternos.

Fue materia prima de mis juegos,
con el agua y el barro moldeaba
los días entre mis dedos.

Me mostró las tonalidades de la vida,
su extensa llanura se vestía
a lo largo de los días,
de verde y amarillo
pasando por el blanco y el rojizo.

Despertó mis sueños de libertad
al desvelarme que la senda
continuaba más allá de  los campos de amapolas.

Avanza el tren,
voy y vengo
en el interior de este ciclo permanezco.

Entre el azul y el amarillo
se dibuja la línea del horizonte
de mis días inciertos.