Hija siempre supe que te llamarías Irene. Y siempre supe que estarías en mi vida. Este poema lo escribí para ti, mirándome en tu carita de niña.
¡Tu imagen por siempre!,
tu imagen.
Siempre te he sentido,
ya cuando era niña,
sin saberlo te imaginaba.
Cuando te veo cada día
sigo imaginándote,
te imagino en tu adolescencia,
en tu juventud,
en tu madurez,
a través de ti imagino como fui.
Tu presencia frente a mí
es mi reflejo,
eras mi pasado,
eres mi presente,
serás mi futuro.
En tu imperfección
busco mi perfección.
Te di la vida y vida me das;
estaré allí
donde tú quieras que esté.
¡Tu imagen por siempre!,
tu imagen.