Anoche en mi tormento empapado de llanto y desaliento
la luna llena me hizo un guiño y me abandone a su paseo lento,
su mirada blanca y luminosa se clavó en mi retina y limpió mis lágrimas
mi pena se diluyo en su magia y su grandeza
al despedirse
comprendí la suerte de ser su confidente.
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