martes, 20 de diciembre de 2016

Cuento de Navidad







La mamá de Toño, que era muy organizada, no dejaba nada para el último día. Veinte días antes de la Navidad, compraba todo el turrón y los  dulces que se iban a comer en aquellas fiestas. Turrón blando, de chocolate, de crema quemada, duro, mazapán…. y lo escondía en lo más alto de la despensa. Ya conocía de sobra lo goloso de su hijo. 
 
 Toño, con tan sólo siete años,  era un niño muy especial. Tenía una habilidad innata que le proporcionaba distracción a todas horas. Para él no existía el  aburrimiento, todo lo que llegaba a sus manos lo transformaba, en poco tiempo,  en algo tangible o visual. Unas tablas viejas encontradas en la basura, en pocas horas eran el rifle de Buffalo Bill, con el que jugaba al oeste americano y a los indios. Si eran lápices de colores, dibujaba todo lo que veía a su alrededor, a su perro Bronco,  a su hermana pequeñita sentada en la trona…. Sus libros escolares estaban llenos de dibujos, ranas, gatos, lagartijas…. Hasta se atrevió a dibujar un angelito con corona y alas que levitaba por la espalda de la sotana del Padre Manolo. Tal era su habilidad que lo consiguió, mientras explicaba una lección de geografía,  en su paseo de un lado a otro de la clase y en sus breves paradas. 

Nunca sabías dónde estaba el niño, se escurría con una facilidad asombrosa y su madre, tras mucho buscar, al fin lo encontraba en el rincón más insospechado de la casa. Debajo de la mesa camilla, en la despensa agazapado entre las botellas de leche, detrás de la puerta  escondido entre las chaquetas colgadas en la percha y cómo no,  siempre con algo entre  manos.
Dos días antes de la Nochebuena, la madre de Toño, se disponía a colocar los dulces navideños  en la bandeja de cristal de Murano, de cada año. Cuando  al llegar a la  despensa, se percató  de que en el estante donde había dejado el turrón y todo lo demás, sólo encontró un hueco vacío.

-     Toño, ¿no habrás sido capaz de comerte todos los dulces guardados en la despensa, verdad?, ¡cómo lo hayas hecho, los Reyes Magos te traerán carbón, que lo sepas!  
-     Mamá, no te enfades no me los he comido, sólo jugaba con ellos.
-     ¿Qué? Dime donde están inmediatamente.

El niño cogió de la mano a la madre y la acompañó a su habitación. Abrió el armario  y allí estaban los dulces,  pero colocados de una forma muy peculiar. Toño se había entretenido en modelar el turrón, de todos los sabores y textura, hasta conseguir hacer un  Belén. Sobre una  plataforma de chocolate, se situaba el pesebre, las casitas de labradores,  las ovejitas, la estrella fugaz, la vaca y el buey…  el niño Jesús, la Virgen María, San José, los Reyes Magos y los pastores eran figuritas de mazapán.

La madre se quedó tan sorprendida de la habilidad y creatividad de su hijo, que no tuvo fuerza moral para reñirle.
-     Hijo mío, dame un beso. ¡Nunca he visto un Belén tan bonito! Lo pondremos en el centro de la mesa y no lo iremos comiendo poco a poco – tenemos un artista en la familia, pensó.

Toño miró a su madre con asombro – es la primera vez que no me ha reñido, ni me ha castigado mamá. Eso es, que me he portado bien y por eso vendrán los Reyes Magos a traerme los  regalos, pensó.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Despropósito








Soy un tipo más bien solitario, tengo 31 años, nunca he tenido novia, mis amigos siempre me dicen que  en Internet encontraré la chica de mis sueños. La verdad,  no me lo creo mucho,  pero hace ya unas semanas que lo estoy intentando y no hay manera de quedar con ninguna de ellas. Mantengo relación con algunas,  aunque a la hora de quedar ninguna se anima.
Pero este último mes  estoy en conversación con Ana, parece que somos muy afines, nos gustan las mismas cosas y los dos somos de pocos amigos. Me decidí a concertar una cita y aceptó. Quedamos para vernos ayer sábado, le propuse cenar en una Pizzería cerca de mi casa se llama Palermo, nunca he ido pero tiene buena pinta. Nos encontramos en un punto intermedio en la Plaza de España.
Ya  la conocía por foto pero cuando me acerqué a ella para darle un beso me pareció más bonita todavía. No muy alta, delgada, pelo lacio castaño recogido en una cola,  con una sonrisa de niña y ojos pequeñitos negros pero muy expresivos.
Anduvimos más bien callados hacia la pizzería, antes de entrar observé que apenas había nadie, pero no le di importancia. Un camarero gordito nos acompañó a la mesa, nos sentamos y pedimos dos copas de vino rosado y dos  pizzas” cuatro estaciones”.  Pensé, coincidimos en los gustos, ¡esto pinta bien!.
     
Nos dimos cuenta que el mantel  a cuadros que cubría la mesa tenía manchas y Ana tuvo que decirle al camarero que le cambiara la copa ya que había rastros de unos labios.
-        ¿Te has fijado en las paredes? Están llenas de mugre – dijo Ana
Menos mal que no se lo dije, pero detrás de ella en la pared bajaba una cucaracha y se escondía entre la ventana.
Hicimos de “tripas corazón” y nos comimos la pizza. No alargamos mucho la velada, pues el sitio no es que propiciara una cena romántica.
-        Ana lo siento creía que esta Pizzería iba a estar bien, no la conocía, pero ahora ya sé que nunca volveré.
-        No te preocupes la pizza no estaba mal.
Le propuse ir a mi casa, pues estaba cerca,  a tomar una copa.
-        ¿Qué te apetece beber Ana?
-        Un ging tónic.

También le gusta el ging tonic  cómo a mí, pensé vamos bien. Puse una música tranquila y nos acomodamos en el sillón. Estuvimos hablando animadamente,  cada vez nos íbamos acercando más  el uno al otro, hasta que inevitablemente la besé. Ese beso siguió con otro mucho más apasionado y sin pensar ya estábamos acariciándonos con pasión. Le fui desabrochado la blusa, aquello se ponía bien, cada vez el deseo se hizo más y más evidente. Entonces me quite los zapatos para bajarme el pantalón.
-        ¡Dios tengo el calcetín roto!
Me quedé mirando en uno de mis calcetines, tenía una patata, ¡qué horror qué verguenza!.  Lo que me faltaba después del fracaso de la pizzería ahora esto. ¡Qué acumulación de despropósitos!
A Ana le dio un ataque de risa, sobre todo al verme la cara de desesperación.
-        Tranquilo, no te apures, si lo hubieras hecho adrede no te habría salido tan bien.  ¡Es un buen primcipio!.
Y nos pusimos a reír los dos sin parar.


viernes, 22 de julio de 2016

La mar






Es ella la mar ...
seductora enigmática
confidente de almas solitarias.

Como madre complaciente
me acuna entre sus brazos,
su brisa me reconforta,
su canto me apacigua.

Sanadora de males
de los que duelen dentro,
de los que duelen fuera.

Bajo mis pies
su arena me masajea,
me inyecta de su energía
echa de salitre y piedra.

Como el pintor que con su brocha
mancha de color el blanco lienzo,
así el sol con sus rayos
al chocar con la marea,
tiñe el agua de pinceladas turquesa.

Emoción y belleza                                                                                                   
es lo que siento,
cuando mi rostro se mira
en sus playas cristalinas.
                               


viernes, 15 de julio de 2016

Cielo y mar



                                                                                 






Entre el cielo y el mar
mi cuerpo se deja acariciar.

Arriba la inmensidad
mis ojos no abarcan ¡tanta claridad!,
tapiz azul hacia la infinitud.

Abajo la ingravidez
libre de anclajes me dejo mecer
¡qué agradable vaivén!.

Adormecida sueño en volar
dentro de una burbuja viajar,
viaje astral
etéreo y placentero,
frágil y sensual.

Entre el cielo y el mar
navega mi otra mitad.