Qué frío es el tránsito de las palabras, cuando sólo anhelo abrazar el silencio
....
Silencio ...
¡ya puedo respirar tu incienso!.
La puertas de mi morada están
cerradas,
en su interior mi soledad aguarda
sentada en su butaca,
frente a frente nos miramos como dos
hermanas
¡hacía tiempo separadas!.
Con las manos enlazadas y las sonrisas
cruzadas
conversamos sin hablarnos,
escribimos sin palabras,
destruimos y creamos.
Encuentros apasionados
penumbras y huecos sellados,
la magia se ha desatado.
Silencio ...
¡ya puedo respirar tu incienso!.
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